¿De qué depende nuestra motivación?
- Ágora psicólogas

- 16 may 2018
- 3 Min. de lectura
La motivación es algo que viene y va, que a veces nos parece que nunca va a agotarse de lo involucrados que estamos en conseguir nuestras metas y lo satisfechos que nos sentimos cuando las vamos logrando y otras en cambio, parece desaparecer y no conseguimos encontrar las ganas suficientes para cumplir con nuestros objetivos deportivos.
Pero, ¿porque ocurre esta fluctuación?
Básicamente, porque ésta depende unos factores que no son estables y cuando estos varían, la motivación aumenta o disminuye en función de la dirección que tomen esos factores.
Vamos a lo importante, ¿cuáles son esos factores?
Las tres dimensiones más importantes en los que se sustenta la motivación son:
- El lugar o locus de control: es decir, dónde situamos la causa de nuestros éxitos. Así, si atribuimos nuestro éxito a nosotros mismos nuestra autoestima aumentará y con ello nuestra motivación para continuar superándonos y si lo atribuimos a algo externo como la facilidad de la tarea, nuestra autoestima disminuirá y como consecuencia nuestra motivación.
- Estabilidad: tiene que ver con las expectativas de éxito o fracaso, si pensamos que nuestros resultados negativos son estables podremos fácilmente caer en desesperanza pensando en que no podemos hacer nada para mejorar, lo que llevará a una menor motivación.
- Controlabilidad: Si percibimos que podemos controlar nuestros resultados nos focalizaremos en esforzarnos para lograrlos, sin embargo, si percibimos el éxito como incontrolable, nuestra motivación por conseguirlo disminuirá pues sentiremos que nada podemos hacer para alcanzarlo.
Como vemos, la motivación se basa en las evaluaciones acerca de lo que queremos conseguir, aumentando si atribuimos nuestro éxito a causas internas, estables y controlables y cayendo en picado si atribuimos el éxito a causas externas, inestables e incontrolables. Lo mismo ocurriría con nuestra percepción del fracaso pero a la inversa.
Éstas evaluaciones, como decíamos, no son estables, pues dependen mucho de nuestro estado de ánimo, de nuestros pensamientos, de la situación en concreto, de la competición…etc, por lo que a veces tendemos a sentirnos motivados cuando valoramos que “gracias a nuestro esfuerzo hemos conseguido unas buenas marcas” y otras nos desmotivamos cuando creemos que nuestras marcas se han debido a la suerte o la mala ejecución de los demás.
¿Cómo controlamos entonces nuestra motivación?
Aprendiendo a evaluar las situaciones de una manera objetiva y realista, quitándonos el miedo ya que éste, modifica nuestra forma de pensar y nos lleva a la desvalorización y la inseguridad, mejorando nuestra autoestima y la confianza en nuestras habilidades, contemplando los errores como oportunidades de aprendizaje en lugar de automachacarnos…en definitiva CAMBIANDO NUESTRA FORMA DE PENSAR.
¿Es posible cambiar nuestros pensamientos?
En consulta siempre explicamos que nuestra forma de pensar es aprendida, nadie nace siendo positivo, negativo, extremista…etc, ha sido nuestra historia, nuestro aprendizaje y nuestras experiencias lo que nos ha llevado a tener ciertas tendencias de pensamiento y la buena noticia es que todo lo que se aprende se puede desaprender y volver a aprenderlo de forma adaptativa. Dicho de un modo más práctico, si nos enseñan a pensar de un modo adaptativo podremos entrenar a nuestra mente para que nos lleve a conseguir los objetivos que queremos, es decir, podremos hacer que nuestra mente sea nuestra aliada y no una barrera que nos impida conseguir lo que queremos.
El primer paso sería identificar tus pensamientos y evaluaciones, en segundo lugar debatirlos de forma objetiva y en tercer lugar modificar esas creencias y pensamientos negativos ( lo que en consulta los psicólogos cognitivos llamamos PANS) y cambiarlos por otros más realistas y adaptativos que serán los que nos lleven a tener el control de nuestra motivación, que era nuestro objetivo.
Eso sí, todo aprendizaje requiere de tiempo, práctica y constancia, al igual que el resto de nuestras habilidades, es por eso que cada vez son más los deportistas que incorporan el entreno mental en sus entrenamientos semanales.
Como conclusión final y para que no se nos olvide, la motivación depende de cómo evaluemos las situaciones y del estado de ánimo asociado a esos pensamientos, por lo que si queremos mantener a raya nuestra motivación tendremos que aprender a pensar y evaluar de manera adecuada.
Y tú, ¿a qué estás esperando para entrenar tu mente?

Mª Ángeles Infante Castro, psicóloga deportiva.





Comentarios