TRASTORNOS ALIMENTICIOS: DEPORTE
- Ágora psicólogas

- 22 mar 2018
- 3 Min. de lectura
Al igual que vimos que ciertos factores relacionados con el deporte podían ser precursores de los trastornos alimentarios, el deporte también puede en muchos casos prevenir su aparición o servir como herramienta de rehabilitación para las personas que ya han desarrollado la enfermedad.
En cuanto a la prevención, el deporte proporciona hábitos de vida saludable que una vez aprendidos, en la mayoría de los casos, se mantendrán durante la mayor parte de nuestra vida. Estos hábitos son un factor de protección frente al desarrollo de estas enfermedades, entre ellos:
– Una alimentación saludable
– El hábito de beber agua
– La organización y la planificación adecuada de la dieta
– Establecimiento de metas realistas y adecuadas
– Fomento de la vida activa por salud y no para perder peso
– Individualización de las necesidades nutricionales
Por otro lado, el deporte aumenta la autoestima, la confianza y desarrolla la capacidad de superación y resolución de problemas, aspectos esenciales para una vida psicológicamente saludable.
Fomenta las relaciones interpersonales, el compañerismo, la buena comunicación, y desarrolla el sentido de pertenencia a un grupo social, que sirve de apoyo social y emocional y evita comportamientos desviados o extremos, al ser este grupo defensor de un estilo de vida saludable.
A su vez, el deporte proporciona un ambiente en el que se puede explotar la necesidad de superación mediante comportamientos adecuados, sirve como medio de liberación de estrés y de desahogo emocional.
Además, ofrece modos socialmente aceptables de competir, liberar la energía reprimida y actuar de forma “agresiva”.
El deporte ofrece la oportunidad de retarse, de obtener recompensas por el esfuerzo realizado y satisfacción personal, además de sentirse valorado y respetado por los demás, que refuerza directamente la autoconfianza y el autoconcepto, factores clave de prevención.
Pero además de la prevención, el deporte ha mostrado ser una herramienta muy importante en el tratamiento de estos trastornos.
Recordemos, que las enfermedades de la alimentación se caracterizan por una fijación en la imagen corporal, y el deporte es uno de los medios más utilizados para conseguir la mejora de la misma.
La práctica deportiva puede convertirse en un forma de mejorar el cuerpo, desplazando a las conductas alimentarias inadecuadas.
Las personas que padecen estos trastornos, tienen metas relacionadas con su imagen corporal, en la mayoría de las ocasiones, obsesión por disminuir el peso, y a través del ejercicio de una actividad deportiva se pueden sustituir estas metas por otras más adecuadas, realistas y saludables que también exijan un gran esfuerzo y que desplacen estas metas autoimpuestas por objetivos saludables.
Por otro lado, la interacción con personas que comparten el gusto por mejorar sus cuerpos, retos personales físicos y planificación alimentaria en base a sus objetivos y necesidades, proporciona una nueva forma de focalizar la preocupación de la imagen corporal desde otro punto de vista, el de la mejora de la salud, además de ofrecer un grupo social con el que compartir experiencias y reforzar la autoestima perdida y la autoconfianza en las propias capacidades personales.
El deporte por tanto, sustituiría las conductas inadecuadas y la importancia de la imagen corporal se mantendría, enfocándose hacía objetivos saludables, que se pueden establecer entre el entrenador y los deportistas, estableciendo metas concretas y acordes al deporte, realizando un contrato conductual en el que ambos se comprometen a realizar lo establecido para lograrlo y realizando un seguimiento mediante auto registros, como forma de llevar un mayor control.
La información nutricional a menudo en estas personas es escasa y una de las características de los trastornos alimenticios es el miedo a perder el control del peso, por lo que la información nutricional es fundamental para interrumpir la cadena conductual dieta-restrictiva-violación de la dieta-culpabilidad, modificando sus patrones dietéticos.
La excesiva activación fisiológica también es un signo característico, puede reducirse mediante la práctica deportiva, además de ayudar a disminuir la ansiedad y proporcionar una forma de distracción de los temores.
Como vemos, las metas deportivas pueden sustituir de alguna forma las metas sobre el cuerpo que se autoimponen estas personas y pueden convertirse en una herramienta muy útil y práctica en el tratamiento de los trastornos de alimentación.






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